La intención con este evento es contribuir a difundir toda la información relativa a nuestra disciplina por cualquier rincón del mundo -a modo de voz referente- al menos una vez al año, para que en el plano laboral asimilemos la importancia crucial que tiene el aspecto de la protección de la salud y la seguridad del trabajador. Así, la OIT apunta que en el 2005 murieron 2,2 millones de personas a causa de accidentes y enfermedades del trabajo, cada año se producen alrededor de 270 millones de accidentes laborales no mortales, y las enfermedades profesionales alcanzan los 160 millones de casos anuales. Datos tan contundentes demuestran que los daños en el trabajo siguen dándose con demasiada frecuencia y, como mínimo, invitan a la reflexión.
Para combatir con efectividad en la lucha contra los accidentes y las enfermedades laborales, definitivamente hay que actuar -con convicción y conocimiento- y por parte de todos los sectores implicados. El punto de partida ha de ser la premisa de que los riesgos se deben gestionar en su lugar de origen, esto es, en el mismo lugar de trabajo. Los protagonistas principales son la empresa y el trabajador, pero no debemos olvidarnos del papel importante que juegan los gobiernos, las organizaciones internacionales, los profesionales de la prevención o las entidades educativas y de investigación. Todos deben hacer un primer ejercicio de análisis sobre qué hacer y cómo hacerlo y, posteriormente, pasar a la acción.
¿Quién participa?
El empresario debe ejercer su reconocida figura de garante de la seguridad y la salud de cuantos trabajadores estén a su cargo, poniendo todos los medios necesarios para este fin, entre los que se incluyen la formación a los trabajadores y la información de los riesgos de cada puesto y del lugar de trabajo. El trabajador debe colaborar con el empresario, cumpliendo todas las instrucciones elaboradas y comunicando cualquier posible situación de riesgo; no en vano, se trata de su propia salud. Para ambos actores están en juego frutos tan vitales como el bienestar en la empresa o la productividad de la misma, sin olvidarnos de un mejor futuro para ambos.
Los gobiernos son, sin duda, un activo importante, pues a ellos corresponde el papel de control e inspección del cumplimiento de la normativa y el de elaborar una política acorde con su realidad laboral y económica. A su vez, para encauzar una línea positiva y de futuro, deben asumir como propias las normas que se aprueben en el contexto internacional, y seguir así recorriendo un camino común a todos los países.
Primordial es, sin duda, la actuación de todas aquellas instituciones u organismos dedicados a la educación y a la investigación en materia de seguridad y salud en el trabajo. Su labor supone un eslabón básico a la hora de conseguir nuestro objetivo: en primer lugar, la formación en materia preventiva es un puntal sin el cual estaría viciada desde el origen cualquier planificación preventiva. En segundo lugar, la investigación debe ser el hilo conductor de cualquier actuación o diseño tanto de políticas como de actuaciones preventivas en los trabajos.
¿Qué pasos seguir para la gestión de los riesgos?
En cualquier actuación podemos guiarnos por el siguiente esquema de gestión de los riesgos, para lo cual las empresas cuentan con la asistencia profesional de los servicios de prevención ajenos (SPA) o propios -según sus necesidades-:
1º. Identificar los peligros del lugar de trabajo.
2º. Evaluar los riesgos de daños que puedan provocar.
3º. Verificar y aplicar la información disponible (instrucciones, recomendaciones, etc.).
4º. Hacer un control y seguimiento de las medidas ya fijadas.
5º. Diseñar medidas preventivas adicionales.
Medidas concretas
En este informe la OIT nos recuerda, asimismo, algunas de las medidas más eficaces que debemos aplicar en nuestros centros de trabajo a la hora de combatir los riesgos que pueda generar nuestra actividad. Para ello siempre contaremos con las directrices de la evaluación efectuada por los SPA o los servicios de prevención propios:
- Eliminar los riesgos en su origen. Es este un primer paso en el que han de actuar los fabricantes de los equipos, maquinarias y herramientas de trabajo. Es importante la fase de diseño de los mismos, para que los posibles riesgos no lleguen a materializarse en el trabajo. Ejemplos: sustituir el amianto, eliminar el ruido, las vibraciones, etc.
- Implantar medidas de seguridad físicas que ayuden a reducir los riesgos existentes y hacer el adecuado mantenimiento de las mismas. Ejemplos: ventilación, barandillas, escaleras de seguridad, etc.
- Planificar y organizar métodos de trabajo seguros. Ejemplos: aislamientos de máquinas, señales y distintivos en trabajos con radiaciones, etc.
- Equipos de protección individual. Conociendo que la protección colectiva es primero, hay casos en los que se debe proporcionar a los trabajadores protecciones personales. Se deben exigir tanto su uso como su mantenimiento. Ejemplos: cascos, guantes, mascarillas, gafas, etc.
Conclusión
La sociedad, las empresas, el trabajador, las familias…todos queremos conseguir una buena seguridad y salud en el trabajo, y todos debemos poner de nuestro lado. Por ello, implantar la necesaria gestión de los riesgos es el primer paso para disfrutar de un mundo laboral verdaderamente sano. Desde el Gabinete Técnico en Prevención de Riesgos Laborales de la CREEX refrendamos esta reflexión apuntada por la OIT.
Para una información más detallada de este evento puede consultarse la web www.prl-creex.es, o directamente en www.ilo.org.