La información que recibe el trabajador puede contener varios mensajes, según se trabajen los temas, pretendiendo en todo caso conseguir un objetivo que integre la prevención de riesgos laborales en el trabajador, más allá de la pura sensibilización o el simple conocimiento puntual de los riesgos y su prevención. Es de suma importancia que el trabajador consiga comprender la razón misma de las medidas preventivas, de modo que en caso de imprevistos no incluidos en las mismas, éste responda al posible riesgo imprevisto con efectividad.
La existencia de un mando asignado por la empresa para las labores de formación específica, para el puesto de trabajo en cuestión, será clave para facilitar la eficacia del procedimiento de formación utilizado y la mejora de su evolución. Es importante que la información escrita y el propio proceso formativo sean revisados periódicamente para certificar su eficacia.
La elaboración de documentación como carteles y folletos informativos de prevención de riesgos laborales en el seno de la empresa, adaptados a los puestos de trabajo específicos, con los riesgos específicos y la forma de gestionar los mismos, involucrando al trabajador, mediante los mandos inmediatos ser una herramienta sencilla y eficaz para la integración de la prevención de riesgos laborales en la empresa, sobre todo porque un mensaje siempre tendrá mayor efecto cuanto mayor sea su personalización.
Una herramienta fundamental a la hora de poner en práctica la formación del trabajador en el puesto de trabajo a través de los mandos de la empresa, es la Inteligencia Emocional.
La Inteligencia Emocional se puede definir como la capacidad que tiene una persona de manejar, entender, seleccionar y trabajar sus emociones y las de los demás con eficiencia y generando resultados positivos. Es decir, es la habilidad para gestionar las emociones de manera positiva. Cuando hablamos de las emociones, nos referimos a las propias y las de los demás.
Una persona que se enfada con facilidad, que se pone triste con frecuencia o que no es capaz de controlar sus impulsos, es alguien con mala inteligencia emocional. Por el contrario, una persona que se conoce bien a sí mismo, que es capaz de pensar antes de actuar, que entiende sus impulsos, que los expresa con educación siendo sincero pero, a la vez, consiguiendo no afectar negativamente a la gente que le rodea, o que es capaz de relativizar y sentir las cosas de una forma sana es alguien con una buena inteligencia emocional.
Del mismo modo, la inteligencia emocional debe servir para entender mejor las emociones de los demás y aprender a tratar a quienes nos rodean de modo que consigamos:
- Que el trabajador se encuentre a gusto con nosotros.
- Aprender a no provocar en el trabajador emociones negativas.
La importancia de la integración de los mandos inmediatos para reforzar la formación en prevención de riesgos laborales y el uso de material didáctico como carteles y folletos desarrollados desde el seno de la propia empresa, se basa en los siguientes pilares:
- No se precise un esfuerzo económico importante.
- Involucra a los mandos y a los trabajadores, fomentando la cultura preventiva.
- Es flexible en cuanto a horarios.
- Permite una aplicación casi inmediata y dentro del entorno del trabajador.
- Permite la participación.
- Facilita la incorporación del trabajador a un nuevo puesto de trabajo.
- Hay coherencia con los conocimientos iniciales del trabajador, facilitando su compresión, mediante un esfuerzo moderado, evitando el rechazo, ya que es individualizado y adaptado al ritmo de aprendizaje del trabajador.
- Está fuertemente ligado a la experiencia del trabajador.
- Da una información directa de la situación en la empresa y de los resultados del aprendizaje de los trabajadores.
La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, tiene por objeto promover la seguridad y la salud de los trabajadores mediante la aplicación de medidas y el desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de riesgos derivados del trabajo.
La citada Ley en su Artículo 19, indica que en cumplimiento del deber de protección, el empresario deberá garantizar que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva, tanto en el momento de su contratación, cualquiera que sea la modalidad o duración de ésta, como cuando se produzcan cambios en las funciones que desempeñe o se introduzcan nuevas tecnologías o cambios en los equipos de trabajo.
La formación deberá estar centrada específicamente en el puesto de trabajo o función de cada trabajador, adaptarse a la evolución de los riesgos y a la aparición de otros nuevos y repetirse periódicamente, si fuera necesario.
La formación deberá impartirse, siempre que sea posible, dentro de la jornada de trabajo o, en su defecto, en otras horas pero con el descuento en aquélla del tiempo invertido en la misma. La formación se podrá impartir por la empresa mediante medios propios o concertándola con servicios ajenos, y su coste no recaerá en ningún caso sobre los trabajadores.
El segundo de los objetivos planteados para la anualidad de 2015 del Proyecto Global de Prevención de Riesgos Laborales, sobre la elaboración de una Guía para la Formación del Trabajador en el Puesto de Trabajo a través de los Mandos de la Empresa y la Inteligencia Emocional., tratará de elaborar un documento que permita el desarrollo del citado Artículo 19 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, con la máxima de crear una herramienta que facilite la mejora del Sistema de Prevención de Riesgos Laborales de la empresa, integrando la prevención de riesgos laborales en todas las facetas de las empresas desde sus cimientos.