Esta problemática social es competencia de todos, ya que está contrastado científica y estadísticamente que cualquier trabajador o persona con drogodependencia puede sufrir repercusiones tanto en su salud (intoxicación, trastornos mentales, dependencia, accidentes), como en sus relaciones sociales (problemas familiares, con los amigos y con los compañeros de trabajo) como, incluso, en su situación legal (delincuencia, prostitución, narcotráfico).
Problema laboral
Una de las principales conclusiones de este foro es que la drogodependencia es un problema laboral que perjudica, en primer término, al consumidor –en tanto que se le cataloga como “enfermo”- y, en segundo lugar, a la propia empresa, pues afecta al rendimiento, provoca absentismo, malas relaciones con los compañeros; en definitiva, afecta a la productividad.
La drogodependencia termina por afectar a la prevención de riesgos laborales, al ser un desencadenante de accidentes laborales –para el propio trabajador y para los demás- y de enfermedades a largo plazo.
En lo que concierne al papel de la empresa, es importante asumir que las condiciones laborales pueden actuar como desencadenantes o potenciadores del consumo. Se debe incidir en la mejora de la organización del trabajo, del puesto de trabajo, de la tarea asignada y de la organización de la empresa en sí.
El consumo de cocaína en el ámbito de trabajo
¿Por qué se consume cocaína? Este eterno dilema tiene una serie de respuestas universalizadas y admitidas entre los consumidores, pero todas ellas con el mismo denominador común: el consumo de drogas produce daños en la salud. En general, se consume cocaína para conseguir euforia, placer, disminución del apetito y bienestar en general; en el trabajo, para estar más concentrado, para dar más rendimiento o para estar más despierto.
Todos estos efectos pierden su justificación ante las consecuencias que, tarde o temprano, darán la cara. En el ámbito sanitario, el único tratamiento eficaz es el psiquiátrico, solución que no cubre la sanidad española.
El consumo habitual de cocaína en España ha tenido una tendencia de ascenso continuo en los últimos 10 años. En el período 2005/06 dicho consumo se ha situado en el 4,6% en hombres y en el 1,3% en mujeres. La proporción es bastante más elevada entre los consumidores circunstanciales (3,1% en 1999 a 7,0% en 2006).
Soluciones
Una demanda generalizada entre los participantes en esta 2ª Reunión nacional, es la de afrontar el problema de las drogodependencias como una realidad a la que hay que poner soluciones.
Se debe educar en la desmitificación del consumo: las drogas –llámense alcohol, cocaína, tabaco, anfetaminas…- no ayudan a relacionarse con los demás, ni a superar el cansancio, ni la tensión, ni a pasar las preocupaciones, y sí provocan daños.
Las empresas deben plantearse la implantación de un Plan de Salud para combatir las drogodependencias. Un Plan que no sea disciplinario, sino de ayuda a los afectados y que conduzca, a su vez, a la disminución del absentismo laboral; incluirá, así mismo, la formación a los delegados en la manera de intervenir ante el problema. Un Plan, en definitiva, que beneficie a todos.